El legado de nuestros hijos
Recuperar viñedos centenarios y dejar que el terruño se exprese
En el momento que decidimos emprender este proyecto teníamos muy claro hacia donde queríamos dirigirnos, teníamos que conseguir lo más puro y esencial del entorno que nos rodea y hacer partícipes de esta riqueza a todo aquel que quisiese disfrutar de nuestro esfuerzo. No pretendíamos ser una bodega grande que no pudiese supervisar que todos los detalles se cuidaran al máximo y debíamos mimar nuestros vinos desde su origen.
El primer paso lo dimos con Fuenteseca, en cuanto la vimos nos enamoramos y decidimos darle todo lo mejor para que ella nos lo devolviera multiplicado. Cogimos unas 3000 cepas de entre 50 y 70 años y nos pusimos a revitalizarlas una a una, las quitamos los bravíos, madera sobrante y abonamos con abono orgánico natural de oveja. Pusimos la viña “guapa” y las cepas parecían agradecérnoslo. ¡Lucían tan bonitas!
A partir de ahí todo fueron atenciones. Controlamos regularmente su evolución, intentamos que su salud fuese siempre buena y fuimos viendo su evolución con el paso de los días, semanas…meses.
Todo era poco. En nuestra elaboración había que intentar un equilibrio armónico entre el resultado y la esencia. Había que conseguir que en la copa se imaginase la viña, el entorno, la naturaleza que lo produce.
Y el resultado fue evidente. Desde la primera cosecha la viña revitalizó y empezó a mostrar su mejor cara. Esto nos animó a trasladar tanto cariño al resto de las sucesivas viñas que fuimos incorporando a la Bodega, también ellas lo agradecerían y nos aportarían lo mejor de ellas. El reto era grande pero la recompensa seguro que sería todavía mayor.
La recogida de la uva de nuestras viñas es totalmente manual y artesanal. No todo vale, no compramos uva no seleccionada para mantener nuestros estándares de calidad. Únicamente se recogen los racimos principales en estado de óptima maduración y desarrollo. Para obtener un gran vino hay que tener una uva excelente. La uva se manipula en todo momento con el mayor cuidado y se somete a una doble selección donde descartamos todo aquello que puede afectar a la calidad del producto final.
En bodega se intenta trabajar de la manera menos intervencionista posible. Trabajamos con las levaduras autóctonas de nuestros viñedos sin recurrir al empleo de productos externos o químicos perjudiciales para nuestro organismo.
Disponemos de fudres, depósitos de acero inoxidable y barro donde dejamos los mostos fermentar en sus variadas etapas, a su ritmo, hasta conseguir el equilibrio perfecto. Intentamos dejar que el vino se exprese, que sea él mismo, el que nos permita producir vinos únicos y exclusivos de la manera más natural orgánica y tradicional posible.
Nuestros vinos comulgan con la agricultura biodinámica en numerosos aspectos. No son clarificados ni filtrados. El vino es para nosotros un ser vivo que debe transportarse en cuerpo y alma a su mesa, con las menores modificaciones posibles.
Ese es nuestro fin, elaborar vinos honestos, naturales, de calidad y que reflejen el entorno donde se producen y la naturaleza que le rodea. Trabajamos cada día para conseguirlo, con la ilusión de compartirlo con usted para que lo disfrute como nosotros lo hacemos. ¡Ojalá lo consigamos…!